El otoño y los corzos (4)

A través del foro de la Asociación del Corzo Español nos enteramos de la invitación por parte de Fernado Sanz y Agustín Calvo, en la que invitaban a los socios de la ACE que fuesen arqueros a intentar quitar alguna corza. Una oferta muy generosa, y todo un detalle brindarnos esa oportunidad a los arqueros para que pudiésemos disfrutar como enanos detrás de los duendes.



Así que con lo poco que nos cuesta calentarnos, el último fin de semana de la temporada nos presentamos allí Oscar, Peio y yo. También habían venido Emilio y Alberto, pero al parecer iban a cazar en otra zona distinta y no coincidiríamos con ellos hasta el día siguiente.


Oscar había estado antes en el coto, así que nos dio unas fotocopias del mapa que le había dado Fernando y nos fuimos a conocer el coto un poco con el coche. Decir que justo antes de llegar al pueblo casi atropello una corza, ¡No le pegué porque frene en seco! ¡Esto pinta bien!


Después de dar una vuelta, en la que vimos dos corzas por cierto, encontramos un buen sitio para montar las tiendas y dormir a la noche. Preparamos todos los chismes y salimos enseguida para el monte, no conocíamos la zona y queríamos patear un poco el terreno para hacernos una idea.


La tarde estuvo tranquila, pero nos sirvió como toma de contacto. Yo a última hora, cuando ya apenas se veía sentí el movimiento de un corzo en un trigo como a unos 40 metros. Le metí los prismáticos y tras dejarme los ojos conseguí ver que se trataba de una corza, pero la verdad es que se veía ya muy mal.


No quedaba tiempo así que eche mano al buttolo y ¡Fiii! ¡Fiii!. Vino corriendo tan rápido que casi no me da tiempo a tensar, espere a ver si se paraba pero desgraciadamente no lo hizo. Me paso corriendo a menos de diez metros, pero con la poca luz que había preferí no tirar. ¡Que emocionante!

Cuando llegue ya de noche al campemento Peio me contó que no había visto nada de nada. Más tarde llego Oscar que había tenido algo más de suerte...


"Tras organizarnos un poco y ver un poco el coto yo fui recechando por la orilla de una finca que ya conocía y en la que anteriormente había visto varios corzos y un jabalí. Llegué a la zona caliente y extremé las precauciones, allí estaban. Una hembra y su cría a 200 metros. Me preparé para hacerles una entrada pero se metieron al monte poco a poco.


El viento estaba bien, y dudo que me hubieran visto. Mañana será otro día pensé. La luz iba a menos y no tenía demasiado tiempo así que seguí por la orilla hasta que a unos 50m vi una mancha gris. Se trataba de un corzo, ni idea de si era macho o hembra, ya que estaba entre ramas y con poca luz. El aire me delató y salió como un rayo ladrando y dejándome con ganas de hacer algo más."

Estuvimos un buen rato contando mentiras mientras cenábamos un poco (Bueno, Oscar solo iba a tomar algo de fruta...), y como a eso de media noche nos fuimos al saco a intentar dormir.



Anímate y comenta el relato en El otoño y los corzos

No hay comentarios: