El otoño y los corzos (3)

Cuando me suena el despertador a las 6:30 me doy cuenta que esta es una afición de locos. Asomo la cabeza por la puerta de la tienda y veo que está chispeando, ¡Toma!, Por fin una mañana de las que a mi me gustan.

Me visto a todo correr y salgo fuera. Le abro el trasportín a Faco para que corra un poco, pero él más listo que yo, al asomar la cabeza y ver le panorama, coge y se vuelve a meter en la tienda. Desayuno algo y cojo el coche rumbo a las colmenas.

En cuanto hay claridad suficiente empiezo a recechar por donde siempre, creo que sería capaz de recorrerme ese bosque con los ojos cerrados sin tropezarme. El día está superhúmedo, y las gotitas que caen meten el ruido suficiente como para andar sin ser oído.

De repente me quedo clavado, algo he visto por el rabillo del ojo, ¡Me da miedo mirar!. Giro poco a poco la cabeza y lo que me temía, ahí estaba el corzo a 20 metros mirándome, con los corzos nunca se anda lo suficientemente lento. Ni pestañeo, confío en que no lleve mucho rato mirándome y se ponga otra vez a comer. Pero no, después de unos minutos los dos como estatuas, baja la cabeza y se va andando a lo espeso poco a poco, tenso el arco pero no me da posibilidad de tiro.Una vez más apunto de liarla.

Sigo recechando y me vuelvo a encontrar con el corzo joven del otro día, intento hacerle una entrada, pero la hembra que va con él nota algo y desaparecen. ¡Menos mal!, por que si le llego a haber tenido cerca igual acabo calentándome y ese corzo no es de tirar.

Después de un bonito rececho en el que veo alguna corza más, me doy media vuelta. Voy de retirada hacia el coche, pero ya que estoy, decido pasarme por la campita en la que le suelo ver al corzo, y buscar algún sitio donde colocar un treestand para el próximo día.

Aunque ya es tarde, voy despacito por si acaso, la mañana está tan bonita que los corzos pueden estar moviéndose todavía. Pero esto si que no, no puede ser, al llegar al mismísimo sitio donde le tire ayer al corzo, veo en el mismísimo sitio donde estaba el corzo un culo. ¡La historia se repite!

Me agacho suavemente y cojo posición, ¡Estoy como una moto!. Pero me relajo al comprobar que es una corza. Está se pone a comer tranquila y hace lo que tenía que haber hecho el macho ayer, ponerse a comer a quince metros cruzada sin ramas por delante. Disfruto viendo como ramonea a escasos metros de mi, hasta que a los cinco minutos se asoma por la izquierda su compañero.

¡¡Buff!! Empiezan los temblores, los retortijones,...Los nervios me están matando,y parte de mi quiere acabar con esto cuanto antes, pero pase lo que pase voy a hacer las cosas como Dios manda, no hay que precipitarse. Dejo que la pareja coma tranquila durante cuarto de hora, esperando el momento en el que el macho se descubra ofreciéndome un tiro claro, pero no hay manera.

Poco a poco se empieza a alejar, y se mete a ramonear en unas zarzas a 35 metros, esto se está complicando. En ese momento miro a la corza y veo que me esta mirando,¡Lo que me faltaba!. No me quita el ojo de encima, y empieza a venir hacía mi para comprobar lo que soy, exactamente igual que el macho el día anterior. No me queda más remedio que intentar tirarle al macho ahora antes de que la corza se ponga a ladrar.

Tenso suavemente, anclo, relajo la mano, coloco el nivel, pongo el pin en el corzo lo mejor posible y suelto. ¡ZAS!... sssssss...¡FOK! ¡Le he enganchado! No se donde pero por el ruido le he pegado. Salgo corriendo un poco para intentar ver por donde se mete el corzo, y le veo derrumbarse a los pocos metros. ¡Increíble! ¡¡El corzo de la miel ha caído!! ¡¡Por fin!! ¡¡Yuhhuuu!!¡¡¡YUHHUUUU!!!

Voy suavemente hacía él, no vaya a ser que se levante, pero para cuando llego ya no se mueve. La alegría, satisfacción, emoción, nervios, etc.. se juntaron en ese momento y me puse a temblar como un loco. Que alegría más grande, soy incapaz de describir lo que sentí en ese momento, pero os puedo asegurar que todo el esfuerzo había merecido la pena. Y todo por no tirar la toalla, e insistir e insistir e insistir...¡¡¡Inmunes al desánimooo!!!


Intentando contaminar la escena lo menos posible, me retiro a buscar a mi compañero. Cojo la mochila de rastrear, saco a Faco de coche, le pongo el campanillo y le llevo al sitio del tiro. Enseguida mete el morro al suelo y se pone a olisquear todo. Yo no veo ni gota de sangre, pero él me tira de la cuerda ladera abajo. Le dejo que siga un poco y a los diez metros encuentro las primeras gotas de sangre, ¡¡Lleva el rastro!!. Bien Faco bien.

De vez en cuando se despista, pero se que lleva el rastro porque cada cinco metros encuentro una gota de sangre. Llega a un punto donde hay un gran charco de sangre, en ese sitio es donde el corzo ha girado sobre si mismo para correr ladera arriba los últimos metros antes de derrumbarse. Tarda unos minutos en retomar el rastro, pero lo toma, y según ve al corzo se lanza a morderlo. ¡Que crack! Ahora ya no hay quien le quite del corzo, que afición tiene este perro. ¡Bien Faco!

Aprovecho para examinar el corzo y verlo bien. En un principio pense que era viejo, ya que solo presentaba tres dientes en la parte delantera, y los cuernos daban la sensación de ser de un ejemplar adulto. Pero al parecer, y tras comentarlo con los expertos, se trata de un corzo joven con una lesión en la mandibula, producida por algun golpe en el morro cuando era pequeño.

El tiro a sido perfecto, le he pegado en todo el codillo, partiéndole las dos paletas con la muzzy mx-3 y seccionándole las arterias de salida del corazón. Ha corrido unos 30 metros. ¡Que tirascazo!



¡Que lance más bonito! Creo que hoy no voy a poder dormir.¡¡¡¡Yuhhuuuuuu!!!!

Espero que os haya gustado, y ojala os pueda contar más historias como estas dentro de poco.

Un fuerte abrazo,
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1 comentario:

Ismael Aguilera Pizarro dijo...

Felecidades Pedro,al fin te hicistes con él, enhorabuena!!!!!!!