Por fin llegamos al puesto número cuatro, era el turno de bajarme. Cogí la mochila, el banquillo y me metí dentro de una casa.
El puesto está situado en un casa derruida, en la cima de una lomita desde la que se ve el puesto de Gerardo. Me colocan en la puerta de la izquierda, allí preparo todos los chismes y me pongo cómodo. Unas zarzas que tengo a mi espalda me camuflan a la perfección, así que no dudo en ponerme prácticamente en medio de la puerta de tal forma que puedo tirar sin apenas moverme.
Desde la puerta controlo una campa bastante grande, Goyo me ha advertido que suelen echar pienso para los venados en ella, así que no le quito el ojo de encima. El maíz esta como a unos quince metros de la puerta, al borde de las jaras, al parecer los jabalis entran por la derecha. También me han comentado que ande atento con los raposos, alguno llego a fallar tres en una misma tarde. ¡Con ese panorama cualquiera se relaja!.
Al poco rato veo aparecer en la campa una cierva con su gabata, meto los prismáticos en busca de compañeros, pero desde mi posición no controlo bien del todo la campa. Le llamo a Gerardo con el walkie para ver si el ve algo más que yo desde su posición, desgraciadamente no consigo ponerme en contacto con él, lo debe tener desconectado.
A la hora bruja me aparece un vareto a la campa, el rangefinder me comenta que lo tengo a 35 metros, que pena que no sea un poco más grande. Disfruto observándolo con los prismáticos.
La luz cada vez es más escasa y aparecen en escena una gran cantidad de sombras sospechosas, estoy convencido de que son pequeñas matitas, pero algunas hasta parece que se mueven, creo que me estoy obsesionando.
El resto de la noche la pase disfrutando del cielo, había refrescado bastante y se estaba de muerte, todo un lujo poder estar ahí. De repente un ruido en las jaras me quito de golpe todas las fantasias de la cabeza, algo se acerca por la derecha.
Me quedo como una estaca, tan concentrado en el ruido que se me olvida hasta respirar. Desgraciadamente un bufido y una carrera me informan que le he echado el aire, anda un poco raro y hay veces que revoca dentro de la casa.
Finalmente a eso de la una Goyo paso a buscarme, en el coche esperaba Alberto con una sonrisa más que sospechosa. De camino al puesto de Gerardo me contó lo sucedido.
"Se trataba de un puesto en un tree, a unos cinco metros de altura, en un pino, bien orientado y preparado, en un alto por lo que el aire no era problema y con una visibilidad de unos 20 metros, rodeado de jaras.
Al cabo de un rato comienzo a escuchar sonidos, ya empezaba a anochecer y la visibilidad no permitía apenas distinguir gran cosa. Pero al cabo de un rato distingo entre las jaras los cuernos de un venado que se acercó sin llegar a entrar en el puesto y se alejó aunque seguía haciendo tanto ruido que se le oía perfectamente.
Al mismo tiempo se acercó una piara de jabalí. Apunte y tiré, pero la flecha se quedó baja y sólo rocé a uno de ellos, tras lo cual, desaparecieron. Al poco rato, otra piara. Pensaba que era la misma, pero por el tamaño deduje que se trataba de otro grupo. Apenas se dejaron ver, pero aún así probé suerte y tiré, aunque la flecha no alcanzó blanco.
Ya estaba desesperado. Y cuando pensaba que para una noche era más que mucho, oí ruidos detrás del tree y escuche a un jabalí que se acercaba. Este venía sólo y al cabo de un rato pude tirarle. Esta vez la flecha dio en su sitio y el guarro salió corriendo. "
Mañana ya tenemos lio, a ver que tal les ha ido al resto...
Animate y sigue la caceria en Alla vamos!!
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