A orillas del Zambeze -Día 11-

Al chequear una pan encontramos las huellas de un "dagga boy"*, son bastante frescas y decidimos hacerle un par de intentos. Seguirle a uno solo es difícil para los pisteiros, pero por otro lado tenemos más probabilidades de ponernos a tiro.

Hacia la hora de comer le perdemos el rastro, se ha metido en una zona de mucha hierba y no han conseguido encontrarle de nuevo. Una vez más los búfalos han ganado.
Así que volvemos al coche un poco desesperados para comer en una pan. De camino al coche vemos un facochero muy bueno, pero a Carlos no le da tiempo a tirarle.

Nada más llegar a la pan donde ibamos a comer vemos un grupo de facos. Les encantan los brotes nuevos del terreno quemado, y eligen las horas de más calor para comerlos. Es una madre con las crías, pero no tardamos mucho en ver un buen macho al otro lado de la pan.

En un principio de los facos me iba a encargar yo, pero le dejo al jefe que lo intente ya que lleva todo el safari sin pegar un tiro. Hacemos una entrada hasta un buen termitero, el facochero estaba lejos, pero bien apoyado se podía intentar. ¡PUM!

Sale corriendo como un loco, parece que va bastante entero. Vamos hacia el sitio del tiro, y nos damos cuenta de que realmente estaba más lejos de lo que pensábamos en un principio. Los pisteiros se dan una vuelta, lo seguimos un rato, pero nada, ha fallado. Encima el jefe se ha abierto la ceja con el tiro. ¡Le tengo contento!

Al cabo de un buen rato, cuando habíamos acabado de comer, vuelve a salir la misma familia de antes. Yo no me puedo resistir, y le pido a Conroy que me de 10 minutos para hacerles una entrada con la cámara de vídeo.



Hago una entrada de libro, y consigo ponerme a escasos ocho metros de la familia. ¡Que preciosidad de animal!. A sido para mi el momento más especial de la cacería, tenerlos tan cerca ha sido TAN bonito... ¡Que gozada!. Me podría haber quedado ahí horas viéndoles como levantaban las hierbas con el hocico, pero había que ir a buscar un buen nyala.

Por la tarde hacemos una espera preciosa en una pan, vemos unos sables y un par de facocheros, pero al hacerles la entrada comprobamos que no son tirables. Vemos un precioso atardecer africano, y de vuelta para el campamento, hoy por lo menos le hemos quitado el polvo al cañón. Ya solo nos quedan un par de días, esperamos que la suerte cambie.

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Pisteiros


Durante todo el viaje hemos cazado con tres pisteiros Domingo, Joaquín e Isona. Son de la tribu Shona, una tribu de unos 9 millones de personas, que se extiende por Zimbabwe y la parte sur de Mozambique. Su lengua natal es el Bantu, pero también hablaban africans y un poco de portugués.

Como en todos los pueblos de zona de floresta, son más bien pequeños, no tanto como los pigmeos pero tampoco mucho más. Tienen un sentido de la vista muy desarrollado. Desde pequeños se entrenan en el arte del rastreo, para que al cumplir la mayoría de edad (A los 18), poder presentarse a las pruebas de pisteiro, para así trabajar con Conroy y su equipo.

*"Dagga" es el color del barro en Bantu. Un barro en el que se suelen revolcar los machos viejos de búfalo, quedandose estos de ese color. Se utiliza mucho para referirse a los macho viejos, ya que es un color muy característico.

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