Después de sacarnos unas cuantas fotos con la candonga, seguimos cazando, nos dejaban tirar a dos pecaris cada uno, así que íbamos a intentar tirar otro antes de que se hiciese de noche. Y así fue, vimos un grupo de pecaris a lo lejos, y conociendo la mala vista que tienen, no tarde mucho en ponerme a distancia de tiro.
Conseguí tirarle a uno como a unos ocho metros, ¡Un tiro bastante cerca!. La flecha le entro de atrás a delante sin llegar a salirle, desgraciadamente no dejaba nada de sangre y con lo cerrado que estaba no pudimos encontrarlo.
Poco a poco nos fuimos retirando hacia el lugar de encuentro, cuando de camino nos encontramos a Fernando todo alterado, ¡Acababa de tirar un pecari!. Este daba un buen rastro de sangre, pero llego un punto en el que desaparecía. Se iba haciendo de noche y cada vez se veía peor, ¡Esto se estaba poniendo emocionante!. Finalmente Jorge se metió a cuatro patas en un arbusto y dio con él, menos mal que estaba muerto del todo porque cuando lo vio, ¡Lo tenía a un metro!.
Ya de noche nos juntamos todos, ¡Carlos también a cobrado uno!. ¡Menudo día de caza! Habíamos tirado casi todos, y en general más de una vez, y en total habíamos conseguido cobrar cinco pecaris, que se dicen pronto. ¡Que gozada! Hacía mucho que no disfrutaba tanto de una jornada de caza. ¡Sin duda algo para repetir!
¡¡Muchísimas gracias Eduardo!!
De noche de vuelta al rancho de Smitty que mañana había que cazar. Todo un show cuando nos pararon en un control de policía y vieron todos los pecaris atados en el techo del coche. ¡Enseguida nos dejaron pasar al ver como saltaban las pulgas!
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1 comentario:
Felicidades .
Veo que llevas un Proline......que maravilla de chisme. Aunque no lo uso mantengo el mio.
Felicidades de nuevo y gracias por el relato.
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