Bueno, os voy a hacer un pequeño resumen de mis días en el rancho del indio.
El primer día David me puso en un puesto muy cerrado en el que se veía que andaban bastantes venados, pero no tuve suerte y no se movió ni un pájaro. Cerca mio estaba también Carlos y tampoco vio nada, pero al resto se les dio bastante bien.
Al día siguiente por la mañana me pusieron en un blind en frente de un comedero de venados. Vi muchas hembras, preferí no tirar esperando a que entrase algún macho, pero desgraciadamente no se asomo ninguno. Hice varias pruebas de tensado, y no tuve ningún problema.
Por la tarde me puse en un blind que estaba en un paso muy precioso, los animales tenían que pasar por ahí para cruzar el canal de agua. Y así fue, a última hora vi aparecer a lo lejos un buen macho de jabalí, este vino derecho hacia donde yo estaba. Calculaba que iba a pasarme como a unos quince metros. ¡Que nervios! Me preparé y tense el arco tranquilamente mientras el jabalí andaba tranquilo, esto de estar dentro de un blind es una gozada.
Espere a ver si se paraba, pero no le veía con muchas intenciones de hacerlo, me daba miedo intentarle parar y que se asustase, y como además iba andando bastante suave, justo antes de que se me fuese de la zona de tiro le tiré.
No le corrí la mano y el tiro se me quedó un pelín trasero. ¡Que cagada! El jabalí arrancó rápidamente por donde había venido. Se hizo de noche enseguida, y viendo la colocación algo dudosa del disparo, lo dejamos para el día siguiente con calma.
Por la mañana del último día me pusieron también en un puesto puro de venados, de esos que los comederos están protegidos con una malla baja para que no puedan entrar los jabalíes. Vi alguna que otra cierva y un venado lejos muy bonito que no llego a entrar a comer. Al última hora una cierva se aproximó más de la cuenta a donde yo estaba.
Le vi venir de lejos, y al parecer cuando iba a entrar a comer vio algo sospechoso y vino a comprobar lo que era. Se acercaba más y más, y aproveche unos arbustos para tensar el arco. A los pocos segundos apareció a 12 metros y en cuanto me mostró un poco la paleta le solté la flecha.
El tiro esta vez fue perfecto, y por la forma de correr no iba a caer muy lejos. ¡¡Yuhu!! Creo que nunca me cansaré de decir ¡¡Yuhhuuuu!!. Esperé un ratito por si acaso se movía algo más, pero no aguante mucho, necesitaba ir a cobrar. Fui al sitio del tiro y comprobé que había un buen rastro de sangre, lo empecé a seguir y a los 40 metros encontré la cierva.¡Yuhu! Una cierva preciosa.
Le tire con una punta expandible, concretamente con una rocket hammerhead, ya que después de oír hablar tanto de las mecánicas, necesitaba probarlas en condiciones para poder opinar, pero la casualidad fue que con una me bastó para sacar una conclusión. Al abrir la cierva y comprobar el estado de la punta, nos llevamos las manos a la cabeza al ver que solo se había abierto una de las tres hojas.¡Solo una! Las otras no se habían desplegado, no llegando a crear corte en la piel de la cierva. ¡Menos mal que el tiro fue bueno y era una cierva!
Después de cobrar todos los cadáveres que iba dejando Jorge por Tejas, me fui a buscar mi jabalí del día anterior. Fuimos al sitio del tiro y metimos al perro en el rastro, empezamos a seguir la sangre hasta que a los 30 metros llegamos a la alambrada donde acababa el rancho. ¡Tragedia!
David llamó al vecino para pedirle permiso para entrar, y este accedió, pero sin el perro no era fácil seguirle, y tampoco podíamos meternos muy adentro. Además nos teníamos que ir de viaje en unas horas, así que al rato de mirar lo tuvimos que dejar. Una pena, con lo contento que estaba con la cierva y ahora... Que rabia da dejar un animal herido, en fin, ¡Inmunes al desánimo!
Volvimos al campamento, unas cervezas y ¡A la troca!.
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1 comentario:
tirarle a un venado en un comedero, para que viajar tanto, pone una foto en tu dormitorio y tirale, es lo mismo, y asi ahorras dinero y tiempo
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