Como ha cambiado el monte desde la última vez. Lo que eran campitas frescas, ahora son pastos amarillentos abrasados por el sol. Los robles, más verdes que nunca, no tardaran mucho en soltar la bellota y en cuanto lo hagan, adiós a las esperas de jabalí. Pero sin embargo, hay una buena noticia, los helechos de la miel se han empezado a venir abajo.
Con solo un mes por delante, no estoy para andar explorando nuevos territorios, así que voy a gastar el último cartucho con el corzo de la miel, que a ese le tengo bastante localizado.Mañana y tarde las paso recechando en el pequeño bosque por el que se mueve mi amigo, pero la verdad es que generalmente el tiempo no acompaña mucho y los corzos no se mueven casi nada. Si a eso le añades lo seco que esta el suelo, pues lo normal era volverme sin ver nada.Pero se que el esta ahí, tarde o temprano se moverá.
Por fin amanece una mañana bonita, ha resfrecado mucho a la noche y el suelo se ha humedecido, hoy tienen que moverse. Me muevo por la misma senda de siempre, no se cuantas veces la habré recorrido, cuando de repente veo un culo a 40 metros. Meto los prismáticos, y si, es él. Empiezo a recortar distancias poco a poco, pero una vez más, desaparece, no se como lo hacen, pero en un abrir y cerrar de ojos ya no están. Veo a la hembra que lo acompaña meterse a lo cerrado, pero del macho ni rastro.
Al día siguiente por la mañana veo a la corza y al corcino, las dos a menos de 20 metros, desgraciadamente parece que andan solas. Vuelvo una vez más, y en el mismo sitio de siempre, veo a la madre con la cría, otra vez solas, o eso creo, por que enseguida llega el dueño de las colmenas y las espanta. Tengo buenas vibraciones, les tengo bastante localizadas, se que en el momento menos pensado aparecerá el macho, es solo cuestión de tiempo.
Un día más examinando los mismos rincones con los prismáticos, más vale que aparezca pronto porque voy a acabar desgastando el sendero. Paradita, nada, unos pasitos y otra parada, nada, hasta que una de esas le veo andando paralelo a la senda a unos 25 metros ¡Que tensión! Avanzo con cuidado paralelo a su dirección, a ver si consigo adelantarme un poco y cortarle el paso. Se mete en una zarza, yo estoy sentado, con el arco preparado, cuando salga de ella lo tendré a 20 metros, ahora queda lo peor, intentar mantener la cabeza en su sitio hasta que aparezca.
El tiempo pasa y pasa, esta tardando mucho en salir, algo va mal. Me echo los prismáticos a la cara y miro detenidamente la zarza. ¡Se acabo! Me está mirando, ha debido notar algo, que listos son los jodios. Permanezco inmóvil, por como me mira no sabe lo que soy. ¡¡Baaauuhhhh!! ¡¡Baaauuuhhh!! Aguanto sin pestañear, en ese momento pega un salto y sale al trote hacia lo cerrado, aprovecho para tensar el arco, seguro que su curiosidad le hace pararse antes de meterse.
Efectivamente, se cruza y mira hacia atrás confiado. ¡Ahí te va! Veo perfectamente como el culatín luminoso le pasa por debajo, ¡Agua! ,he debido calcular mal la distancia, pero por poco. Esto se esta empezando a ser algo personal, (si es que no lo era ya), este corzo se me va a llevar la temporada entera.
Le oigo despedirse confiado de mi dentro del bosque, lo que él todavía no sabe es lo terco que soy, y que me va a tener ahí metido el resto de la temporada...
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