Semana en el Campo - Día 7 -

Ha cambiado el viento, por fin tenemos norte. Voy a donde mi viejo amigo Bruce, pero cambio la estrategia totalmente. Hoy subiré el coche a lo más alto de la ladera y cazaré hacia abajo, esperando a que suban a sus encames. Me gusta más así, pero hasta ahora el viento no había acompañado.

Voy muy despacio, el corzo no puede andar lejos. Cada pocos pasos hago una parada, no es fácil ver un corzo dentro del bosque, además no tengo prisa. Habrá pasado ya una media hora cuando a mi izquierda veo un lomo rojizo entre los árboles.

Tiene que ser él, no quiero ni mirar, ¡Que tensión!. Echo el culo al suelo, viene hacia aquí. Tengo que mantener la cabeza ocupada para no ponerme más nervioso, es algo raro en mi pero estoy bastante centrado. Le meto los prismáticos...¡Dios! ¡Es él! Se fastidió, ya he perdido los papeles..

No paro de repetirme para mis adentros "Apunta, apunta bien, no intentes ver donde pega la flecha,apunta un poco bajo.." Tengo que intentar concentrarme, los nervios me están matando. No puedo dejar escapar esta oportunidad, es un milagro que ya me haya dado tantas, ¡Que presión!.

Intento respirar por la nariz para echar el menor aire posible, esta cerca y no quiero que me huela, pero soy incapaz.Sigue andando poco a poco hacia mi, está como a 15 metros pero no termina de cruzarse.

¡Se me está haciendo eterno!. Estoy deseando que acabe esto de una vez, pero aguanto, quiero que acabe bien. Cada vez que levanta la cabeza me pongo enfermo, se que fijarme en los cuernos solo me va a poner más nervioso, pero es inevitable.

Llevo puesta en el arco la flecha del raposo, todavía tiene sangre, pero es que con esa no puedo fallar, ya se conoce el camino. Por fin se cruza, hay muchas ramas por medio, pero o tiro ahora, o se me echa encima, lo tengo a tan solo 8 metros, está muy muy cerca. Tenso despacito y que sea lo que dios quiera...

Fok! Veo como el lumenok desparece entre sus costillas. El corzo sale corriendo, anda unos veinte metros y se derrumba delante de mi.¡Increíble! Me quedo bloqueado en el sitio intentando asimilar lo que acababa de pasar y me pongo a temblar.

¡Que lance! ¡Que ilusión más grande! ¡Por fin cae el corzo! ¡¡¡¡Yuuhhuuuuu!!!!. Soy incapaz de expresar con palabras todas las sensaciones que estaba experimentando, estoy que no quepo en mi.

Salgo corriendo para ver el corzo, menudo corzo más chulo, pensaba que era un poco más grande, ( ¡A esas distancias parecen gigantes!) pero aun así, ¡Pedazo corzo!. Gracias a dios que no me volví a casa a llorar por los fallos y me quede en el monte para volverlo a intentar, si es que la frase de Peio es cojonuda.

Me pongo a saltar y a gritar como un loco, ¡Necesito contárselo a alguien! Son las 6:30, pero necesito llamarle al jefe. El móvil apagado, así que llamo a casa...¡¡Ha caído!! El jefe no termina de creerselo. Después a Peio, ese madruga mucho, y también a Juanjo, para que venga a echarme un cable.

Ahora me tocaba disfrutar, estos últimos días había estado con la espina de haberle fallado. Ya me puedo volver tranquilo, aunque todavía me quedan flechas, habrá que quedarse algún día más entonces..jaja



Que satisfacción da conseguir cobrar un corzo a rececho con el arco, para mi es la caza reina. La verdad es que todos esos madrugones, mosquitos, sudores y lagrimas merecen la pena. Menuda semana, han caído cinco piezas en siete días, ¡Que suerte he tenido!, no creo que lo vaya a repetir nunca.¡¡¡Una locura!!!



Por la tarde me voy con Juanjo a ver si conseguimos ver algún jabalí, pero nada de nada, vemos un par de corzas nada más. También me enseña el sitio donde vio un corzo buenisimo de siete puntas, ese creo que se va a llevar el resto de mi temporada.

Ya hemos quitado el campamento para no tener que hacerlo mañana, así que hoy duermo en la casa rural, ¡Que bien voy a dormir!. En la casa está Manolo, al mediodía hemos estado probando su nuevo juguete, el guardian. Esta muy chulo el arco, pero no puedo traicionar a mi compañero.